jueves, 1 de octubre de 2009

Imág. secundarias de la Pasión según Sevilla.(X)


fotografía Exaltado_1988


X. DIMAS Y GESTA..."LOS DE LOS CABALLOS" (¡Los dos ladrones por parejo a tierra, eh...!)


Quién les iba a decir a Dimas y Gesta que sus muertes serían recordadas por los siglos de los siglos. Muertes como las de Dimas y Gesta había en Jerusalem cada cuarto de hora. Y el día que cambiaban la hora y atrasaban los relojes, cuatro más...

Nos enseñaron los evangelios que Jesús fue clavado en la Cruz junto a dos ladrones, Dimas y Gesta, cuyos bisílabos y míticos nombres evocan el momento último del Gólgota. La tradición nos dice que un ladrón era bueno y el otro ladrón era malo.


Dimas se mostró comprensivo con Jesús, e intuyó que aquel hombre bueno que moría junto a él era el Hijo de Dios. Jesús al ver la fe y confianza de Dimas, le prometió personalmente, justo antes de expirar, un lugar junto a él en el Reino de los Cielos... Y fue Dimas el primer hombre que gozó de ese eterno premio...Casi na la cosa.

A Gesta, todo eso no le importaba, solo le importaba la terrible muerte que no tardaría en llegarle. Gesta fue un hombre desgraciado hasta el final (me imagino su difícil vida y su inclinación por lo ajeno), cuando perdió una oportunidad de oro para salvarse.
Si os fijáis, en los dos pasos que lo sacan crucificado (en los pasos de misterio de La Carretería y de Montserrat), Gesta nunca mira ar Señó, antes se pone a mirar a María Magdalena de forma agria y descará.

Pero a mí los dos ladrones que más me gustan no están crucificados, ni estirados cruelmente sus cuerpos, ni en poses deformadas en las que se vean retorcidas sus piernas y brazos, que apena mucho, y hasta duele de tan solo mirarlos. Mis dos ladrones preferidos son los de la Cofradía de Los Caballos, que esperan su turno en la tarde para ser ejecutados junto ar Señó de la Exaltación.

¡Es que están muy bien hechos...! Tienen cierto aire etéreo, como si se evadieran del momento tan fatídico que les espera; Dimas quiere mirar para otro lado, y Gesta (que tiene cara de pará mucho ener Tremendo y ener Rinconcillo) mira casi de reojo la elevación de la Cruz, el momento en el que Jesús redime a todos los hombres.
El maestro imaginero que los talló, los llenó de humanidad a ambos, no hizo a Gesta especialmente feo, ni se cebó con él (aunque por supuesto le dobló un poquito la nariz, pero sin llegar al extremo de los sayones), pensaría que ya tenía suficiente el hombre con haber perdido aquella tarde su lugar en la Gloria. Talló a dos hombres que esperan la muerte, pero no los llenó de miedo e incertidumbre, al contrario, los quiso evadir de aquel instante, y los representó tranquilos, con sus cuerpos relajados, como si entendiera que Dimas y Gesta fuesen personajes circunstanciales en aquel grandioso suceso, y que habrían de ser por siempre bien recordados, y que no merecían por ello ningún maltrato.

Siempre que veo el paso de Cristo de Los Caballos contemplo al Buen y al Mal ladrón, ausentes y serenos. Uno con su paño de inocencia y otro con su paño de malicia, tapando sus vergüenzas, y sujetos ambos por cuerdas a la manera del de Jesús.
Reparad un momento en estos dos personajes, que pasaron del anonimato a la universalidad, testificando de esta forma, popular y sencilla, la autenticidad de los hechos narrados.

Muchas veces me da por pensar que alguien de buen corazón organizó una cuadrilla de gente buena, y tuvo la idea de bajar a Dimas de su cruz, de la misma forma suave que los Santos Varones bajaron a Jesús de la suya...para que las aves de rapiña no profanaran su carne...Y qué hermoso pensar también, que esta caritativa cuadrilla de buenas personas bajasen de igual forma el cuerpo del desdichado Gesta, poniéndole a su cuerpo muerto el cariño que acaso nunca tuvo en vida.

Y que en la tiniebla de esa triste tarde de las tres cruces, se escuchara una voz seria y ronca que dijera:

"¡Atento a lo que se manda!

¡Los dos ladrones por parejo a tierra, eh...!
¡Y no los quiero ve bajá!
¡Vamo a echarle una mijita de casta, corazón!
¡Duro con ello...valiente!... ¡Duro con ello...valiente!"


(Texto publicado en la web cofradespasionensevilla el 22 de Abril de 2009)



Apostilla cinematográfica: En la grandiosa película "Rey de Reyes" (Cecil B. Demille 1927), Cecil y su guionista Jeannie MacPherson le otorgan una madre al desdichado Gesta al pie de su cruz. ¡Qué calidad humana no tendrían!


1 comentario:

  1. Lo tremendo es que para que hubiera uno bueno el otro tenía que ser malo, si no el bueno no tendría sentido. Qué destino más desafortunado para Gestas. Qué crimen cometerían, además...

    ResponderEliminar